Curiosamente, en el siglo de oro, la fiesta de las Cruces de Mayo en Sevilla, era de las más importantes de sur de España, aunque sus reminiscencias provienen de la época romana, cuando la fiesta pagana en honor a la primavera hacía que en las plazas se colocaran adornos y se celebraran festejos, acto que la Iglesia cristianizó, creándose las Cruces del mes de Mayo que han llegado hasta nuestros días.
Esta costumbre, en Sevilla perdió gran trascendencia, mientras que en zonas de la provincia y otras zonas de Andalucía, concretamente Córdoba y Granada, han seguido conservando esta tradición popular. Otros casos, relacionan la procedencia de estas Cruces con la fiesta pagana conocida como Las Mayas (s. XVI y XVII), donde se vestía a una niña que hacía de Maya, la cual paseaban en un trono, recaudando dinero y donde los vecinos le ofrecían flores y guirnaldas. Al igual que la romana, este rito fue derivando hacia lo que hoy se conoce como la Cruz de mayo.
Dentro del rito católico, y remontándose al menos al siglo VII, el 3 de mayo se celebra la Invención de la Cruz, conmemorando el hallazgo por Santa Elena de la verdadera Cruz en el año 326, festejo que desapareció tras el Concilio Vaticano II.
Como ya se ha indicado, en Sevilla fue en el siglo de oro, en pleno auge del Barroco, cuando esta festividad tomo gran relevancia, habiendo perdurado hasta principios del siglo XX y directamente relacionada con los ya hoy casi desaparecidos corrales de vecinos.
No fue hasta la década de los 80, cuando las cruces de mayo volvieron a tomar forma en Sevilla, coincidiendo además con el nacimiento de numerosas bandas de Cornetas y Tambores, que acompañaban las procesiones de las cruces y que muchas de ellas han evolucionado hasta ser grandes bandas hoy en día. Igualmente, las Hermandades han revitalizado las cruces, al igual que las asociaciones vecinales y el propio Ayuntamiento, que organizaba un premio al mejor paso profesional con la Cruz.