Motines, encamisadas, cenáculos, cultura, bailes, disidencia, religiosidad, activismo social, abordajes y pensamientos corsarios desde la otra orilla del Guadalquivir, un islote de rebeldía y libertad.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

La gesta de Bonifaz y el asedio de Sevilla


Después de reconquistar la ciudad de Jaén, el Rey Fernando III, más tarde el Santo, decide tomar Sevilla. El rey, que era un gran estratega, pensó que el cerco a la ciudad no sería completo, a menos que se produjera tanto desde tierra como desde el Guadalquivir.

Fue entonces cuando el almirante Bonifaz -que después de la conquista fue el primer marino condecorado con la distinción de almirante en el reino de Castilla- recibió el encargo del rey santo de construir y capitanear los navíos necesarios para la toma de Sevilla. El almirante marchó a Cantabria, (según parece a las cuatro villas de la costa cántabra: Laredo, Castro Urdiales, Santander y San Vicente de la Barquera) en la que se construyeron "...trece naves gruesas, y algunas galeras y naves menores..." financiadas por el Rey Santo, a las que se unieron embarcaciones de las costas gallegas.



A la llegada del almirante con su armada en la entrada del Guadalquivir, el rey fue informado, a lo que respondió mandando tropas para el apoyo y cobertura desde tierra, ya que mucha y mayor era la resistencia naval de los moros en dicha zona, defensa que venía desde el norte de África y de la propia Sevilla. Pese a que la armada castellana era menor en número, Bonifaz, demuestra su destreza al mando de la armada y consigue derrotar a sus enemigos consiguiendo zanjar la comunicación del norte de África con Sevilla.

El 20 de Agosto de 1247 comienza el cerco a la ciudad de Sevilla, excepto por un puente de barcas existente, desde la Torre del Oro hasta el castillo de Triana, fuertemente atado por unas gruesas cadenas. Pronto se dieron cuenta que se seguía abasteciendo a la ciudad de refuerzos y de víveres por dicho puente, que el rey moro de Niebla, enviaba desde el castillo de Aznalfarache. Es por ello que el rey Fernando III envía al Maestre Pelay Perez y Correa a hostigar dicho castillo, para oponer resistencia al rey de Niebla, consiguiendo no sólo la conquista del castillo, sino también, el quedar alojados en Gelves, desde donde acometieron varias veces al castillo de Triana.



Pero la ciudad sitiada seguía consiguiendo el socorro del rey de Niebla, porque "...entre sangrientos lances..." no se conseguía cortar los refuerzos que llegaban desde el Aljarafe a la ciudad sitiada que:"...incesantemente socorrida de aquella parte, cada día se renovaba de fuerzas..." debido a ello, el Rey Santo se reúne con Don Ramón Bonifaz y le comunica su nueva decisión: romper las cadenas del puente de barcas, con el objetivo de eliminar definitivamente el apoyo que desde el Aljarafe y Triana se brindaba la ciudad. En dicha reunión "...eligióse medio de que armasen dos naves , las mas gruesas y fuertes, y que esperando tiempo en que á popa les soplase viento vehemente, embistiesen á romperlas con el choque de las proas, que á este fin armasen con gruesas planchas de hierro, para que executasen mas violento el golpe...". Esperaron hasta que el día de la Invención de la Cruz, el 3 de Mayo, como cuenta Ortiz de Zúñiga, "...cuya sagrada insignia mandó el Santo Rey que se arbolase en sus gavias...". Prodigiosamente subió la marea y se levantó un viento muy favorable, que fue aprovechado por el Almirante para cargar contra el puente. Dejó muy maltrecho el puente con la embestida de la primera nave. Seguidamente Bonifaz volvió a cargar, esta vez, con la nave en que el mismo capitaneaba, que acabó rompiendo las cadenas y el puente, atravesando la misma al otro lado.



El propio Ortiz de Zúñiga describe que a este lance se unió el "...Rey Santo, que en persona con el Infante Don Alonso, seguidos de lo mas gallardo de sus tropas, se avanzaron por la parte de la torre del Oro contra los Moros del Arenal para retirarlos á la ciudad, y hacer por tierra escolta al Almirante, que acabando de deshacer el puente, como es de entender, volvió á salir salvo con sus dos naves, á que sin duda amaynando las velas, luego que executo el violento y feliz choque, y volviendo las proas hácia la torre del Oro, salia tan aplaudido de los vítores alegres de los Christianos, como de los funestos lamentos de los Moros , que miraban cortada la garganta al cuello de su esperanza..."

Este corte en las comunicaciones de la ciudad, fue fundamental, aunque no definitivo, para que el sitio de Sevilla tuviera éxito. Pero el caid de Sevilla en ese momento Axataf, no se rinde y retrasa todo lo que puede la entrega de la metrópoli. No es hasta quince meses y tres días del comienzo del asedio, el al-ithnáyn 5 de Sha'bán de la hégira o lo que es lo mismo, el lunes 23 de Noviembre de 1248 -día de San Clemente- es cuando, se produce la capitulación de la ciudad entregando las llaves de la ciudad Axafat al Rey Santo.